La malva sylvestris es un producto de la naturaleza con distintivo aspecto, numerosas propiedades y cultivo sencillo. Acompáñanos a repasar todo sobre esta planta común.
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¿Qué es la malva?
La malva, denominada científicamente en latín como Malva sylvestris, es una planta florida bastante común en territorios de Europa Occidental, norte de África y Asia Occidental, de donde es originaria y de donde ha ido migrando lentamente hacia el Este, hasta Siberia, a través de tierras inglesas. Otros lugares del continente americano y Oceanía la han recibido como especie invasora.
Sus lugares de crecimiento espontáneo suelen ubicarse curiosamente en los márgenes de los espacios sociales conocidos: al borde de senderos transitados, en terrenos baldíos, cerca de acumulaciones de escombros o en huertos abandonados. Esta tendencia a crecer por sí misma en el abandono no se condice con su proverbial belleza. El color malva debe, de hecho, su nombre al cromatismo único de su flor.
Características de la Malva sylvestris
La planta, perenne en todas partes excepto en el norte de África y el Mediterráneo, es una hierba de buena altura, de casi un metro y con tallo leñoso, lo cual habla de su probada resistencia andariega. Sobre este tallo nacen hojas redondeadas con numerosos lóbulos de máximo cuatro centímetros, vellos naciendo desde su centro y venas salientes en su parte inferior.
Sus flores de cinco pétalos crecen lateralmente en racimos de dos o cuatro en yemas axilares, de manera algo irregular, a lo largo del tallo central. Su color morado, desde lo más claro a lo más profundo, es probablemente el aspecto más famoso de esta flor, de nacimiento veraniego.
Esta tonalidad ha sido célebre en la historia humana, como color con el que se envolvían emperadores, reyes y príncipes, dado lo costoso de su producción a partir de la tinta extraída del molusco. Es una gran ironía que la humilde malva, desde los barrancos y ruinas, haya dotado con su nombre a la púrpura sintética del siglo XIX que puso el mítico color al alcance popular.
La Malva sylvestris produce frutos secos en forma de gajos y de color pardo en su madurez que no se abren espontáneamente, salvo por presión externa de animales o seres humanos, como los cacahuetes o las nueces. Este fruto interno de consumo crudo no sólo es un bocadillo usual para caminantes, con forma de pequeño queso en trozos (e ingrediente de algunos licores domésticos en España), sino también un marcador muy útil para conocer la especie de la malva en cuestión.
Propiedades de la Malva sylvestris
Ya adelantábamos a partir de los frutos acorazados de la malva las aplicaciones culinarias de nuestra planta. Podemos ahondar un poco más en platos más elaborados no sólo con su fruto, también con sus hojas de base y los pétalos de su flor.
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Gastronomía
La inclusión de la malva en la gastronomía es en realidad algo muy antiguo, que data de tiempos clásicos en las civilizaciones grecorromanas. La dulzura suave de sus hojas ha sido bastante apreciada como ingrediente de ensaladas, simultáneamente como adorno y saborizante en platos de comida italiana como pastas y pizzas, como componente colorido de sopas y guisos o salteado en aceite con otros vegetales y condimentos de la cocina mediterránea.
El licor a partir de sus hojas y fruto ya ha sido mencionado. Pero también se ha usado esta hierba como sutil dulcificador natural del agua helada. Como es el caso de otras plantas floridas como la capuchina, la malva tiene mucho que ofrecer para nuestro apetito. Prácticamente todo lo que le sobresale de la tierra es comestible y sabroso en recetas bien preparadas.
Medicina
También como en el caso de la capuchina o el cálamo, la Malva Sylvestris es una planta de numerosas aplicaciones medicinales. La primera de ellas tiene que ver con sus potenciales como remedio contra la inflamación y su capacidad química como cicatrizante. El tratamiento de heridas y picaduras mediante la aplicación directa de su líquido interno ha probado ser eficaz para acelerar la curación de la piel.
Los taninos, sustancias de las cuales son ricas las malvas y que participan en el proceso desinflamatorio, también tienen una cualidad astringente que incide en el sistema digestivo. Es ahí donde la malva también puede resultar beneficiosa, cuando se trata de casos de diarrea o irritación estomacal.
Las afecciones respiratorias pueden verse bien atendidas por la malva, por la presencia de mucílagos dentro de la planta que alivian las mucosas pulmonares de irritaciones y durezas, bajando la inflamación y provocando un efecto expectorante. Volviendo al aparato digestivo, los mucílagos pueden crear con su accionar emoliente un movimiento intestinal más regular.
Adicionalmente a todos estos usos medicinales, la malva es un gran depósito de vitaminas, desde la vitamina C, nutriente y antioxidante, la vitamina B1 y B2, reserva de energía extraída de carbohidratos, y vitamina A, estimulante de la visión y el sistema inmune. La forma más simple de consumir la malva de forma medicinal para obtener estos beneficios es a través de una simple infusión, de dulzura suave y color rojo intenso.
Jardinería
Dada la reputación de la Malva sylvestris como flor ubicua de los escenarios más peregrinos, los escenarios a priori más secos e infértiles, podemos considerarla como la planta de nivel amateur dentro de la jardinería por su carácter maleable y noble. Literalmente, está preparada para crecer en cualquier lado.
Esto no nos exime de ofrecerle cuidados básicos de sentido común: buena exposición directa a la luz solar, tierra húmeda pero no encharcada para no provocar podredumbres, abono orgánico, prevención regular contra parásitos y trasplante eventual a macetas más grandes o al terreno abierto del jardín una vez varíe su tamaño.
Por supuesto, el gran atractivo de la malva en nuestros espacios será la ganancia ornamental, con ese color púrpura de reyes explayándose desde su buena altura a través de nuestro jardín.
Para despedirnos, invitamos a ver este vídeo, donde se enumeran las propiedades medicinales de la Malva sylvestris y se nos muestra la forma completa de la planta.