Ciclamen: Principales cuidados de la planta

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El ciclamen es, literalmente, la planta que llegó del frío. Aquí veremos cómo los jardineros de climas distintos le han dado la bienvenida regularmente con medidas detallistas de cultivo. Acompáñanos.

ciclamen

Índice de Contenido

¿Qué es el ciclamen? 

El ciclamen, denominado científicamente como Cyclamen, es una planta bulbosa herbácea proveniente de territorios al Este del Mediterráneo. Si bien existen cerca de veinte especies del género Cyclamen, el tipo de tubérculo, floración y hojas se mantienen constantes y la especie proveniente de la parte mediterránea oriental es probablemente la más popular en territorio europeo.

Se trata de una planta con tubérculo moderadamente liso que enraíza por completo o parcialmente, de hojas gruesas de colores verde y violeta, con un apéndice para unirse al tallo de gran longitud.

Las flores, sostenidas también por largos tallos, poseen pétalos de buen tamaño, con cromatismo mezclado entre rojo oscuro, rosado y blanco. Su aroma es uno de los elementos más famosos de esta planta y también gran parte del motivo por el cual es tan solicitada como decoración.

El ciclamen gusta mucho entre el público general por su presencia vistosa y el olor que impregna a jardines, patios internos y salones. Además, su floración invernal la deja prácticamente en solitario con respecto a las demás plantas de similar belleza pero cuyos pétalos no pueden soportar las heladas. Digamos que el ciclamen gana todos los inviernos el torneo de resistencia floral entre la vegetación rival.

Cuidados para el ciclamen

Pero esta resistencia no viene gratis. Debe ser conquistada por el jardinero fiel, determinado a proveerle a su planta lo que necesita. Y no es fácil entregarlo todo el tiempo. El ciclamen es una planta florida de bosques en los que las temperaturas suelen ser extremadamente frías.

Esta especie está en su elemento entre ellas y muchas veces la flor púrpura o rosa sobresale de entre la nieve, firme y feliz, donde cualquier ser humano estaría acurrucado, temblando por el próximo aliento. No en balde el regalo de un ciclamen entre enamorados simbolizaba la perdurabilidad del amor profundo.

Pero la situación cambia con el cambio de estación, en el cual sus hojas se marchitan inmediatamente y el bulbo queda en latencia, esperando las corrientes frías otra vez.

Sin frío no hay vida para el ciclamen. Puede imaginarse entonces el impacto que significará para el vegetal la movilización hacia climas más templados, donde existe un verano verdaderamente radical. El calor excesivo implica la muerte inmediata del ejemplar y la desesperación del jardinero.

Por este motivo, el cuidador debe embarcarse en un proceso minucioso de reproducción fiel del clima originario del ciclamen para forzar una vida duradera en territorio para él extranjero, lleno de quemante luz. Precisamente por aquí debe empezar a preparar su burbuja ideal el jardinero, por la luz.

Te invitamos a seguir leyendo sobre otra flor de sol llamada Capuchina, ingresa en el link y conocerás todo sobre su historia, descripción, taxonomía y mucho más.

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Luminosidad 

La intensidad lumínica para la planta debe estar bien regulada para que exista en el ambiente sin que incida de manera frontal sobre sus flores. Por dos razones: sus hojas y pétalos podrían marchitarse en tiempo récord por el calor no acostumbrado y la luz podría retrasar el proceso de floración, pues la planta interpretará confusa que no es momento de florar porque es verano, tal como aprendió en su tierra. Debemos apostar por luz presente en espacios claros, pero indirecta.

Temperatura ideal 

La temperatura es crucial para la supervivencia de nuestra planta de ciclamen. De nuevo, nuestro ejemplar puede leer erróneamente la realidad basado en la realidad que conoce y entender que, si la temperatura se ha puesto demasiado cálida para sus costumbres, es que estamos en verano de nuevo y es hora de deshacerse de sus flores para entrar en latencia.

La temperatura mínima para un ciclamen en floración debe quedar por debajo de 15 grados. Así que, de ser un cultivo doméstico, debe buscarse la habitación más fría y mantener al pobre vegetal lejos de calores que no pueda soportar.

Riego justo 

Muchas plantas  tienen la misma sensibilidad hacia charcos formados durante un riego indiscriminado que lleven a la podredumbre. Como puede adivinarse, esto es mucho más delicado en el caso del ciclamen. Se trata de una planta de tubérculo. Un pequeño ahogamiento de su estructura y la flor morirá con todo y planta.

Para evitar estos escenarios fatales, es necesario ocuparnos de dos cosas. Primero, asegurarnos de que la temperatura del agua de riego no signifique un shock demasiado grande para la planta invernal, que lidiaría con el trauma mediante su método favorito de deshacerse de las flores y entrar en latencia. Y segundo, apostar por un sistema de riego distinto al tradicional, por inmersión en lugar de derrame.

La maceta con la planta es sumergida, dentro de esta técnica, en un contenedor con agua de temperatura aceptable durante quince minutos. Luego, se saca de allí y se coloca en un recipiente con gravilla, para drenar líquido. De esta manera, eliminamos la posibilidad de ahogar nuestro ciclamen derramándole agua encima y, en lugar de ello, le damos de beber a su propio ritmo, según le dicte su necesidad interna. La humedad del sustrato debe mantenerse. Cuando empiece a secarse, es hora de otro baño.

Abono apropiado 

La aplicación de abono será necesaria apenas la planta empiece su floración, exhibiendo sus botones. Se le aplicará fertilizante líquido para reforzar los nutrientes del sustrato y así fortalecer la planta entera junto con su flor.

Poda regular 

Algo que puede debilitar nuestra planta es el sostener capullos ya marchitos por la larga temporada de floración. Podar estos capullos redirige sus energías hacia la vida que aún subsiste en sus otras flores. De esta manera, el ciclamen extenderá aún más su vida en tierras extrañas, como un héroe. Y al guardar los bulbos de ciclamen, podremos verlo surgir de nuevo al año siguiente tras su siesta veraniega.

Para despedirnos, invitamos a ver el siguiente vídeo en el que, con música de Dylan, nos amplían con mucho amor la información sobre los cuidados del ciclamen.

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