El cálamo acuático es una planta de larga historia en la cultura humana, desde el aspecto médico, pasando por el religioso, hasta la tradición de la escritura manual. Examinemos brevemente todas sus vertientes.
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Descripción del cálamo acuático
El cálamo acuático, denominado científicamente como Acorus Calamus, es una larga planta de uno a dos metros de altura con forma de espada, con filosas hojas planas y estrechas, naciendo de un rizoma subterráneo y terminando en punta. Parecido al junco, es un producto vegetal herbáceo y perenne conocido en muchos lugares por su distintivo aroma dulce, cercano al de la mandarina y su sabor amargo.
El cálamo acuático también posee, de un lado del tallo, un espádice cilíndrico de un máximo de diez centímetros de largo, lleno de diminutas flores de color verdoso o amarillento, cada una de seis pétalos dentro de una estructura floral de seis divisiones, que a su vez rodea un ovario vestigial de tres celdas, donde se recibía la polinización (la reproducción actual del cálamo se basa en la división de su rizoma). De todo este complejo orden surge la fragancia antes mencionada.
El rizoma, base de toda la planta, es del grueso de un dedo, de color blanco y marrón y lleno en su parte inferior de toscas raíces fibrosas. Todo el conjunto conforma una planta de gran resistencia, incluso en los peores momentos del invierno.
Hábitat del cálamo acuático
Se ha identificado el origen del cálamo acuático en el sur de China, sin embargo, en la actualidad es una planta que cubre todo el espacio entre Asia Central, parte de Rusia y el resto de Europa. Los lugares habituales de crecimiento se ubican al borde de pequeños lagos, pantanos, lentos ríos, estanques, ciénagas y humedales, en general, todo sitio en la geografía señalada cubierto por una capa de agua constante, calma y de escasa profundidad.
Más allá de sus orígenes y lugares de crecimiento espontáneo, distintas variantes del cálamo han sido introducidas con los años en toda Oceanía, además de Estados Unidos y gran parte del Hemisferio Norte.
Propiedades y usos
Todas las palabras de la antigüedad que dieron origen al latín calamus y el castellano cálamo, desde el griego kálamos y el sánscrito kalama hasta el árabe qalam remiten al primer uso aplicado del potencial de nuestra planta: la pluma de escritura. El tallo leñoso pero delgado y flexible del cálamo acuático fue utilizado durante siglos como instrumento para anotar todo tipo de texto, bien sea como difusor de tinta o como herramienta de inscripción en arcilla.
Otra propiedad del cálamo acuático explotada desde el inicio de los tiempos históricos es el aspecto aromático. Los antiguos egipcios usaron ampliamente el cálamo como base de perfumes exquisitos.
Esta propiedad es la que queda realzada en el bíblico Cantar de los Cantares, en el que se enumera poéticamente: …con frutas escogidas, alheña y nardos, nardo y azafrán, cálamo aromático y canela… (Cantares 4:13-15). Aún el cálamo se usa en cierta medida como aromatizante y saborizante de bebidas alcohólicas, así como en la fabricación de perfumes o como base de aceites repelentes para enfrentar plagas.
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Por otra parte, el cálamo acuático contiene también propiedades psicotrópicas. El compuesto químico presente en su raíz, la asarona, fue aplicada durante siglos en distintas dosis como estimulante o anestesia, pero al ser consumida con exceso desata un potencial psicoactivo incluso más intenso que el de la mescalina. No es extraño que figurara constantemente en los recetarios medievales de hechicería europea, como elemento fundamental para obtener visiones o iniciar viajes mentales a otros mundos.
Más propiedades
Asomándonos a la otra mitad del nombre científico, el Acorus, descubriremos que tiene como origen la palabra del antiguo griego que designaba la pupila ocular, kori, pues al parecer el extracto de la raíz del cálamo acuático solía usarse en medicinas ancestrales como tratamiento para afecciones del ojo. Entonces tenemos aquí el enésimo y polémico uso del cálamo, el aspecto medicinal.
La lista de propiedades del cálamo como remedio parece interminable. Puede servir como diurético, como sedante para lidiar con la ansiedad, como alivio para las inflamaciones de vejiga o retención de líquidos, como medicina para ayudar al paciente contra la hipertensión, para curar edemas, para lidiar con el exceso de ácido úrico manifestado como gota o para combatir la halitosis y el sangramiento de encías mediante el mordisqueo de su raíz.
Pero el escenario donde el cálamo acuático demuestra su mayor potencial de sanación es el ámbito estomacal e intestinal. El cálamo puede actuar eficientemente contra la gastritis, como estimulante del apetito o como facilitador de la digestión en intestinos lentos, mediante el impulso hacia movimientos más rápidos y una secreción más abundante de mucosa. Además, es un potente carminativo (favorecedor para la expulsión cómoda de gases intestinales).
Su aplicación basada en el rizoma es bastante sencilla y debe trabajarse con él dentro del primer año tras su cosecha, para obtener el máximo de sus beneficios antes de que disminuya su potencia.
Puede hacerse a través de infusión, vertiendo una cucharadita de su jugo en una taza, hirviendo el agua durante cinco minutos, dejándola reposar luego y consumiéndola dos o tres veces al día por un lapso corto de tiempo. O bien como compresas, aplicadas calientes tras absorber el líquido diluido y macerado del cálamo por varias horas. Esto puede funcionar como un remedio tonificador del sistema nervioso.
Eso sí, dada su comentada toxicidad precisamente sobre el sistema nervioso, está contraindicado su empleo en niños pequeños, mujeres embarazadas o en proceso de lactancia.
Algunos estudios han demostrado también inquietud sobre su posible carácter carcinogénico en consumos excesivos de su aceite esencial. Se trata en suma de una hierba particular y potente que debe administrarse, no como un té cualquiera del mercado, sino de forma prudente, discontinua y con moderación.
Para terminar, en este interesante vídeo se resumen las propiedades enumeradas del cálamo y se traza una conexión de éste con los remedios utilizados contra la Peste Negra. Uno de los más exitosos contenía nuestro querido acorus.