La flor eléctrica sudamericana es un extraño fenómeno en el cual se cruzan los mundos de la gastronomía experimental, la medicina popular y la globalización. Explorémoslo.
¿Qué es la flor eléctrica?
¿Es posible que una flor eléctrica sea comestible? La pregunta resuena en nuestras cabezas con ecos existenciales, junto al soundtrack de nuestra película de ciencia ficción favorita, anunciando que el temible futuro ha llegado. Es una reacción melodramática excesiva, pero no enteramente injustificada. Lo que podría ser una metáfora sobre nuestro mundo mecanizado y sin alma, resulta ser una realidad literal que viene cabalgando desde la selva.
En Perú y Brasil, siempre fue conocida la Acmella oleracea, nombre científico en latín para nuestra querida flor de amperios. Un hombre rudo llega de su esforzado trabajo manual quejándose de un dolor agazapado tras una muela.
No existen médicos en varios kilómetros a la redonda. Hay que esperar la llegada de alguno desde la capital dentro de una semana. Entonces el hombre acude a la recomendación de sus compañeros, saborear lentamente la pequeña flor amarilla y recostarse.
El hombre duerme por primera vez en varios días, con la boca ida de viaje de su cuerpo entre diminutos relámpagos o al menos esa es su percepción. Y, por supuesto, bautizará junto a sus compañeros la flor milagrosa como Hierba de los Dientes, para uso colectivo en caso de piezas dentales en decadencia, que son un montón en el pueblo.
El secreto de la flor es el espilantol, químico anestésico de propiedades antioxidantes, vasodilatadoras y antimicrobianas. Un cóctel médico de gran importancia para diversas afecciones.
Hubo que esperar a que gastrónomos y chefs notaran la potencialidad de esa sensación anestésica para llegar al pomposo nombre de flor de Sechuan, en referencia al famoso picante ofrecido continuamente en estas tierras asiáticas. Y la hierba para aliviarse temporalmente las muelas iniciara su camino para convertirse en la délicatesse exclusiva denominada como flor eléctrica.
El aspecto de la flor en sí, tal como aparece entre la vegetación, no es espectacular. Es tan sólo una florecita amarilla mate con centro rojo, surgida entre otras congéneres en inflorescencia sobre hojas verdes, con un aspecto muy cercano al tradicional girasol, pero con un tamaño más pequeño. Una bonita flor más. Pero puesto uno de sus pétalos en la boca, explota para nosotros indudablemente su divergencia.
¿En qué consiste exactamente la sensación de esta flor sorpresiva en el paladar? Puede describirse como algo que nace desde las regiones familiares del picante, se desliza por lo ácido que saca fuera toda la saliva caliente que puede encontrar, luego se aventura por un camino de hormigas, toquecitos y chispas hasta el adormecimiento de lengua, encías y boca, y luego te abandona en un monte de frescura cítrica, hasta que vuelve el sabor. Al menos algo parecido cuentan sus degustadores.
Te invitamos a seguir leyendo sobre otra flor comestible como es el Eneldo, ingresa en el enlace y conocerás todos sus usos gastronómicos.
Consumo de la flor eléctrica
Como puede adivinarse, el consumo gastronómico de la flor eléctrica se basa sobre todo en el balance armónico entre catas de distinto orden, para jugar con el movimiento pendular entre despertar y adormecimiento del gusto.
Un recreo lúdico interesante es el armar un pincho de ingredientes rigurosamente habituales con una flor eléctrica en la base. El catador recorre toda la gama gustativa para ver de repente su boca cancelada, como un inventivo castigo para la saturación golosa.
Por supuesto que el mundo de la experimentación palatal no llegaría hasta sus límites anhelados sin alcohol. Los cócteles también se han adornado con flores eléctricas, que cortan bruscamente el paso de bebida a bebida o crean la ilusión de estar contemplando el sabor del licor nuevamente experimentado desde muy lejos, como una mirada objetiva para la lengua. Si se quiere buscar una delectación novedosa pero detenida y doméstica, una infusión de flor eléctrica también es posible.
Si quiere servirse un plato eléctrico, la trituración de la flor amarilla y su distribución como polvo heterogéneo sobre la comida es un recurso bastante utilizado. Muchas personas deciden dar un paso más allá y combatir mal con mal dentro de su boca, por así decirlo.
El picante más fuerte, aquel que saca lágrimas de ardor, se consume para inmediatamente luego degustar la adormecedora flor eléctrica y viceversa. Una suerte de atletismo gustativo, un rally erótico de sensaciones aturdidoras.
A este punto habría que reflexionar acerca de la diferencia entre la gastronomía de alta cocina como búsqueda del genuino placer y el ocio llenado por aventuras crecientemente masoquistas por un catador hastiado.
Cultivo de la flor eléctrica
Este tipo de diversiones populares han desatado, como era de esperarse, un gran interés global en el cultivo de la flor eléctrica, desde los más variados países. Contextos muy diversos han debido adaptarse a una planta de costumbres tropicales para seguir extrayendo sorpresa y deleite de invitados y amigos.
Por supuesto, el primer tema a considerar para este tipo de cultivo es la temperatura. La Acmella oleracea simplemente no vivirá entre bajas temperaturas, no después de estar preparada genéticamente para la calidez de Brasil, siempre superior a 20°C.
La siembra debe hacerse a principios del verano y cuidar que la exposición al sol sea suficientemente intensa y constante. En caso de siembra en bandejas, podrá regularse mejor el nivel de calor y humedad mediante plásticos, para garantizar la germinación.
De forma paralela a la temperatura elevada debe cuidarse la humedad, también necesaria para la flor. El sustrato debe mantener cierta condición húmeda, pero con buen drenaje, para no crear charcos que generen podredumbre.
En ocasiones se observará que el suelo se seca demasiado rápido y habrá que complementar la humedad con spray de agua directo sobre la flor y sus hojas.
El sustrato, por su parte, deberá ser nutritivo, formado por un compost vegetal combinado con abono orgánico denominado mantillo. Es importante estar atentos al crecimiento de la planta para identificar el momento del trasplante a un lugar de mayor tamaño.
Para despedirnos, invitamos a ver este breve vídeo donde se resumen con precisión las propiedades de la flor eléctrica y sus necesidades de cultivo.